Es
interesante la introducción que plantean los autores en este artículo, llevando
a los lectores derecho al problema actual: “[Nuestro sistema educativo] navega
entre la crisis constante y el ensimismamiento, cada vez más conscientes de que
lo anterior ya no vale, pero sin saber muy bien qué es lo nuevo, ya que sólo
conocemos los primeros brotes, el germen de nuevas formas de pensar, de
comunicarse y en definitiva de conocer.” Es muy cierto y relevante el concepto
que plantean de “brecha digital”, que no se limita solo a la edad, sino también
a lo sociocultural, lo económico, lo político y hasta el género. Es bien sabido
que aquí en Argentina, con la llegada de la pandemia y la necesidad de llevar a
cabo las clases de manera digital, esta brecha ha quedado expuesta, tanto entre
alumnos como entre profesores.
Este
artículo se plantea revisar la evolución psicoeducativa que están
experimentando los estudiantes de los países desarrollados en su proceso de
construcción de una mente virtual. Me sorprendió detenerme a pensar en lo
cierto que es este cambio de paradigma, no solo el ciberespacio es parte de
nuestra cotidianidad, de las acciones que realizamos, como conectarnos con
otros, comprar artículos en línea, expresarnos, etc.; sino que también penetra en
la manera que pensamos y organizamos las ideas, pensando en la inmediatez y en
las habilidades de las TIC para solucionar varios de los problemas con los que
nos encontremos. Se trata, realmente, de una revolución cognitiva.
Comparan
este proceso con la revolución cognitiva al inventar la escritura, y cómo un
modelo externo formatea las mentes, me pareció particularmente fascinante la
comparación con la invención de un sistema para medir el tiempo y cómo esto
lleva a pensar de esa manera, que no es natural. Lo mismo está sucediendo con
nuestras mentes en esta actualidad digital.
Los
autores plantean que “no cabe dudad es de que la incorporación de las TIC
modifica, reestructura las formas de pensar, de aprender y en consecuencia debe
modificar las formas de enseñar.” Y no podría estar más de acuerdo con esa
afirmación. Es necesario no solo pensar “con” las TIC, sino también pensar “en”
las TIC, enseñar a los profesores y alumnos a hacer eso, a analizar las TIC, a
conocer como funcionan para no caer en la naturalización. Para que sean capaces
de, por ejemplo, evaluar informaciones, no tomar como cierta la primera
información que obtengan de la red, sino a contrastarlas con otras. “Es preciso
dotar a los alumnos de competencias cognitivas y metacognitivas mucho más
exigentes de las que eran necesarias en el mundo, mucho más certero, de la modernidad.”
Al
final del capítulo, los autores ofrecen algunas reflexiones:
b) Otra medida fundamental consistirá en la formación específica de los alumnos en competencias de alfabetización informacional, más que digital o tecnológica
c) Ofrecer a los alumnos la posibilidad de gestionar de un modo profundamente autónomo sus conocimientos, recursos, experiencias, creaciones, de manera que sean ellos quienes determinen, por ejemplo, la forma en que desean trabajar.
Concuerdo
con todas estas reflexiones, me parece de suma importancia dotar a los alumnos
de la capacidad de gestionar sus conocimientos, asi como también de la
información que reciben de las diferentes TIC y cómo analizarla, para no
quedarse en la superficialidad.
Monereo, C. (s.f.). Capítulo IV: El alumno en entornos
virtuales: condiciones, perfil y competencias. En C. Coll, Psicología de la
educación virtual (págs. 109-130). Ediciones Morata.
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